miércoles, 9 de junio de 2010

Las Canastas Vacias

Isaías 55:1-3
"1 A todos los sedientos: Venid a las aguas; y los que no tienen dinero, venid, comprad y comed. Venid, comprad sin dinero y sin precio, vino y leche. 2 ¿Por qué gastáis el dinero en lo que no es pan, y vuestro trabajo en lo que no sacia? Oídme atentamente, y comed del bien, y se deleitará vuestra alma con grosura. 3 Inclinad vuestro oído, y venid a mí; oíd, y vivirá vuestra alma..."
Dos canastas de pan, vacías sobres un caballete y en medio de un restaurante bonito, pero no habían mozos ni tampoco habían invitados, el lugar estaba vacio como las canastas. No habían mozos que buscaran pan fresco y servir a los invitados, mozos "full chamba" listos para "la hora salvaje", pero tampoco había quien quiera probar de las delicias del hacedor de pan.
Lo mismo puede estar pasando en nuestras vidas amigo(a), como mozos al servicio de Dios, hemos malgastado nuestro tiempo buscando otras cosas que no es el pan de Dios para ofrecerlo al mundo, tal como lo dice el profeta Isaías "... gastáis el dinero en lo que no es pan, y vuestro trabajo en lo que no sacia...". En nuestro "cole", en la universidad, en la "chamba", nuestros labios enmudecen y no comparten del pan que una vez se nos dio y nos hizo libres. Hemos dado prioridad en nuestros corazones a cosas vanas, nos hemos encasillado en la religiosidad y en ser domingeros, hemos sido egoístas y flojos delante de los ojos de Dios. Yo que Dios, hace ratazo hubiera botado a esos mozos vagos. Grande es Jehová, que aun no nos ha botado, si no que nos exhorta a nosotros "lideres" a trabajar con amor y humildad, ha presentar nuestras canastas llenas de pan agradable a Dios; no canastas vacías, ni canastas con pan podrido.
Si los invitados no llegan aun al restaurante, movamonos como los siervos en la Parábola de la fiesta de bodas en Mateo 22:1-14.
Dios los bendiga.

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miércoles, 2 de junio de 2010

Con El Oido En El Cielo Y Mi Voz En La Tierra


Con el oido en el cielo
y mi voz en la tierra,
así quiero estar
hoy y siempre.

Con el oido en el cielo
oir tu voz cristalina
como trino de aves
lo que tu quieras decir.

Con el oido en el cielo
escuchando tu palabra
indicada, sabia, recta
haz que llegue a otros.

Con el oido en el cielo
listo para escucharte
y poner por obra tu palabra
hoy y siempre.


Con el oido en el cielo
y mi voz en la tierra
mi labor como intercesor
ha comenzado.

Con el oido en el cielo
y mi voz en la tierra,
quiero que sea oida tu voz
por oidos ansiosos de ti, mi Señor.

Tomado del Libro Intercesión Profética de la Dra. Liz Méndez.

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